La libertad política es aquella que permite a los gobernados
elegir y deponer a sus gobernantes. Es fácil caer en el error de considerar la libertad
política como una consecuencia natural de las libertades civiles (como
la libertad de expresión, de asociación, etc.) e identificarla con el derecho al voto. Nada más lejos de la realidad. La libertad
política presupone la existencia de libertades civiles, pero no a la inversa: la existencia de libertades civiles no
garantiza la libertad política. Para asegurar la existencia y permanencia de la libertad
política en una verdadera democracia, los mecanismos necesarios
deben estar incorporados a las reglas recogidas en la constitución (separación de poderes y representatividad).
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