sábado, 21 de noviembre de 2015

¿Qué es la integridad?

La palabra integridad se deriva del latín integer, que significa íntegro. Integridad es la capacidad de obrar con rectitud y limpieza. Significa actuar en todo momento bajo un compromiso personal con la honestidad, la franqueza y la justicia, es decir, vivir de acuerdo con los principios personales y morales.
La clave de la integridad, en el lugar de trabajo o en cualquier otro sitio, es tener una serie bien definida de estándares que reflejen nuestro sistema de creencias personal. 

Además, la actuación íntegra no es sólo hacer las cosas bien, sino intentar hacer las cosas correctas, ayudando a la realización propia y a la de los demás.
Uno de los modos más importantes de poner de manifiesto la integridad consiste en ser leales con quienes no están presentes. De esa manera construimos la confianza de los que sí lo están. Cuando uno defiende a quienes están ausentes, retiene la confianza de los presentes.
Stephen Covey
Ser una persona íntegra produce innegables efectos positivos en la vida de las personas en general y en la gestión empresarial en particular. Frente a las exigencias laborales o sociales, ante las múltiples presiones que dificultan la toma de decisiones, apostar por la integridad es conciliar convenientemente el propio bien y el bien común.
Sólo quien es íntegramente él mismo, o por lo menos lo intenta, puede tener una visión global de su situación y decidir prudentemente. Saber lo que es correcto, lo que está bien, nos ayuda a elegir los caminos correctos.
Ser uno mismo, sin fisuras, quiere decir que la estructura de la personalidad está apoyada en un conjunto de valores coherentes, que entran en juego cuando se establece el orden de prioridades en el momento de decidir y actuar.
La integridad apela a lo más profundo de la conciencia  e impulsa a actuar en consecuencia con ella. Esta visión amplia, propia de la persona íntegra, es la única que ofrece garantía de acciones realistas, es decir, acordes a cada situación concreta, sin dejar de lado ningún aspecto y con el fin de elegir el bien por encima de cualquier otro beneficio personal.
Esta actitud vital aparece también reflejada en lacomunicación de la persona: la integridad de quien se comunica hace que su palabra tenga valor, logra que lo que dice sea confiable y que se crea que cumplirá lo que promete, de tal manera que establece vínculos de seguridad para el futuro.
Sobre la base de la integridad, se edifica la reputación de la persona y de las instituciones. La buena reputación consiste en gozar del reconocimiento de los demás, fundado en la confianza, en la rectitud de sus intenciones, y avalado por una trayectoria de transparencia y de honestidad en sus acciones.

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